Es innegable que Internet ha revolucionado todo, y la forma en la que nos relacionamos y sentimos no iba a ser menos. En un mercado tan complicado como el nuestro, en el que nos definimos por nuestra inteligencia social, donde el clima nos empuja a una vida más “en la calle” y en el que no encontramos impedimentos –ni en momentos de crisis- para encontrarnos con nuestros amigos para un café o una caña, los sitios de búsqueda de pareja y amistad a través de Internet –online dating en inglés- han conseguido penetrar en nuestro mercado y atraer cada día el interés de miles de personas.
Sitios como eDarling, Adoptauntío o Meetic en el mundo heterosexual o Gaydar, Manhunt o Gayromeo, fans de porno gratis diario, en el entorno LGTB, sin olvidar los millones de usuarios de Badoo, establecen las normas de las ciber-relaciones en las que todo tipo de encuentros son válidos: desde la búsqueda del ansiado “príncipe azul” a apasionados encuentros esporádicos. Todo está permitido en el mundo de la e-relación.
Sin duda alguna, el online dating es uno de los mercados más dinámicos en los que he podido trabajar y en los que más he aprendido; siempre luchando por el desarrollo de nuevas funcionalidades, algoritmos de matching e interfaces con las que poder arañar nuevos usuarios que, por el contrario, son infieles por naturaleza y no dudan en declarar su pasión a muchas marcas al mismo tiempo.
En una constante espiral de innovación, casi todos los jugadores incorporan funciones que consideramos ya primitivas pero básicas, como es el caso del chat, el videochat, mensajería, chat roulette… Otras han preferido además adaptar su “look & feel” a las redes sociales para hacerlas más “atractivas” y fáciles de usar. Otras tienden hacía la especialización de sus servicios -como AshleyMadison y sus encuentros para infieles; o uniformdating.com especializado en hombres uniformados; o Datemypet en el que relaciones y mascotas se unen, sin olvidar todos los sites dirigidos a diferentes etnias o creencias religiosas, muy extendidos sobre todo en Estados Unidos- con el fin de hallar una respuesta muy específica con la que satisfacer una necesidad primordial en todo ser humano: querer y ser querido.
Pero lo que sí es un denominador común en todas ellas es la innovación tecnológica y sobre todo la migración a plataformas móviles, permitiendo a los usuarios ligar “on-the-go” o saber cómo van sus conquistas virtuales en tiempo real. Esto ha hecho que muchas marcas decidan desarrollarse únicamente en entornos móviles, olvidando la pantalla de nuestro portátil, como el caso de Grindr o Streetmatching, y muchas otras no solo hayan adaptado sus webs a esta nueva tecnología sino que apuesten ya casi únicamente por smartphones y tablets con la esperanza de obtener pingües beneficios.
Pero no es oro todo lo que reluce y el conjuro del virtual amor perfecto aún no se ha encontrado. Con una capacidad social como la nuestra, en un entorno de crisis, en un sector muy saturado y con una patente falta de “normalización” –hay mucha gente que ve aún estigmas en ligar por Internet- los modelos de monetización de los sites son inciertos y los ratios de conversión extremadamente bajos, lo que ha llevado a muchos a desaparecer y a otros a tener que reinventarse constantemente en búsqueda de la pasión del usuario, aquello que un site de online dating necesita para ser rentable.
Pero sin duda alguna, el online dating tiene un gran futuro como lo tiene el ciber sexo gratis, ya que abre innovadores horizontes afectivos y de relación, nos hace partícipes de nuevos grupos en los que conocer gente nueva, pone a nuestra disposición herramientas que facilitan y hacen más efectiva la búsqueda de ese “príncipe azul”, nos localizan potenciales citas con sus sistemas de geolocalización… Por esta y por millones de razones más, una por cada usuario, el online dating es una apasionante aventura, un mercado que aún tiene mucho por enseñarnos y descubrirnos.